Cuando se produce un tsunami, en general hay dos rangos de alcance que son de interés. El campo cercano o local, se refiere al impacto de las ondas en las costas más próximas. Un ejemplo de esto fue el impacto del tsunami del 27F, en 2010. Por otra parte, este mismo tsunami fue tan grande que logró llegar a las costas Japonesas. Desde esa perspectiva, para el pueblo japonés, ese tsunami representaba un evento trans-oceánico.
Los tsunamis trans-oceánicos son capaces de propagarse por varios miles de kilómetros, atravesando incluso océanos completos. Afortunadamente, debido al largo tiempo que les toma recorrer estas distancias, hoy no representan un alto riesgo para la vida de la población, aunque sí son capaces de dañar estructuras costeras.
En la escala local, los tsunamis se pueden modelar ignorando la curvatura de la tierra, sin embargo, los tsunamis trans-oceánicos requieren ser simulados en un sistema de coordenadas esféricas, es decir, sobre la superficie de una esfera con un radio de 6378 km. Con este esquema, es posible incluir efectos de gran escala, como el efecto de Coriolis, asociado a la rotación terrestre.
Así, por ejemplo, un tsunami hipotético generado en la península de Kamchatka se propagaría por el océano pacífico, golpeando las costas continentales chilenas en unas 22 horas, como lo muestra la figura 1.
Como se observa, este tipo de información es necesario presentarlas por medio de una proyección cartográfica, para lograr apreciar las grandes dimensiones que se involucran en este tipo de simulaciones.
Siguiendo el mismo ejemplo, la figura 2 muestra la distribución de alturas máximas durante la propagación del tsunami y el conjunto de las boyas DART desplegadas en los océanos.
La propagación completa se presenta a continuación en una animación de video creada por el equipo de tsunamis del Programa de Riesgo Sísmico:
Equipo PRS.