¿Sabías que el Cerro Santa Lucía, en pleno centro de la capital de Santiago de Chile, guarda secretos saberes que provienen de la cultura indígena, urbanismo, la arquitectura, botánica, ciencias de la tierra y avances tecnológicos alcanzados en este siglo y en los anteriores?
Un aporte a la ciencia en el Siglo XIX
Revisando la historia, encontramos que el Cerro Santa Lucía está vinculado al desarrollo de la ciencia en el siglo XIX, partiendo por la visita que, en 1835, realizó Charles Darwin, en medio de su largo viaje por el continente americano.
En la segunda mitad del siglo XIX, una expedición al hemisferio sur de la Marina de los Estados Unidos, a cargo del teniente James T. Gilliss, llegó a Santiago de Chile. Conocedores de las bondades de nuestros cielos, clima y de la naturaleza telúrica de nuestra tierra, hicieron su arribo para iniciar estudios científicos. Durante tres años, la expedición de Gilliss realizó medidas astronómicas, meteorológicas y registró más de 120 sismos sólo en Santiago, gracias a sismoscopios instalados en el Cerro Santa Lucía, lo que significó un importante avance para la investigación científica de la época.
Al finalizar la expedición, Gilliss y su equipo regresaron a Estados Unidos, pero el gobierno chileno compró sus instrumentos con el fin de crear el Observatorio Astronómico Nacional. Aunque el objetivo principal de este Observatorio fue la investigación astronómica, desde su fundación incluyó también la observación geofísica con los sismoscopios usados por Gilliss.
Nace el Servicio Sismológico de Chile
El 1º de mayo de 1908, tras el terremoto de 1906 que destruyó gran parte de Valparaíso y la zona central del país, se fundó el Observatorio Sismológico de Santiago. Un mes después, el 9 de junio de 1908, el Servicio Sismológico de Chile fue inaugurado en el Cerro Santa Lucía de Santiago, a cargo de su director, Ferdinand Montessus de Ballore, destacado sismólogo francés de l’Ecole Polytecnique de París.
La iniciativa nació de una propuesta del entonces rector de la Universidad de Chile, Valentín Letelier, al gobierno del Presidente Pedro Montt, quien expuso la necesidad de contar con un Instituto que estudiara los fenómenos sísmicos a nivel nacional.
“El Observatorio Sismolójico Central de Chile ha sido establecido en la falda meridional del cerro Santa Lucia, un montecillo aislado que se levanta a orillas del Mapocho i mui cerca del centro de la ciudad de Santiago. Esta colina abrupta i peñascosa tiene una altura de 80 metros encima del terreno circunvecino, i está compuesta de rocas traquiticobasálticas i andesísticas medio descompuestas en ciertas partes, mientras que en otras se presentan en forma de columnas bien formadas i buen estado de conservacion, sobre todo en la falda septentrional del cerro, por ser ella menos espuesta a las interperies y vientos predominantes. Se trata así de una especie de reliquia o de testigo de inmensos raudales de lava, i que se levanta encima i en medio de la llanura de Santiago, o sea del cono de deyeccion, mui abocinado, del Mapocho. Por consiguiente, la constitución del cerro Santa Lucía favorecerá mucho la propagación de las ondas sísmicas hasta los aparatos sismográficos, las que habrían sido facilmente estinguidas en la espesa capa de aluviones i guijarros que cubren el valle de Santiago, i se transmitirán sin alteracion por el intermediario de las rocas sólidas del subsuelo profundo.”
(Boletín del Servicio Sismolójico de Chile I. Años de 1906, 1907, 1908. Por el Conde de Montessus de Ballore, Director del Servicio Sismolójico. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1909, p.1).
Los lugares del Cerro Santa Lucía aquí mencionados son parte de la Ruta de los Saberes.