Desde el año 2009, el proyecto Explora RM Sur Poniente, dependiente del Programa Riesgo Sísmico, se aloja en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile. Uno de sus pilares fundamentales ha sido la inclusión educativa, a través del aprendizaje de las ciencias y otras disciplinas del conocimiento en distintos contextos sociales y geográficos. En este reportaje, cuentan cómo se ha implementado en sus acciones:

En 2024, UNESCO celebra 30 años de la Declaración de Salamanca (España). Un documento redactado bajo el alero de un consenso mundial, asociado a la eliminación de sesgos discriminatorios y excluyentes en la trayectoria formativa de las y los estudiantes. 

A tres décadas de su promulgación, el documento basado en el principio de la eliminación de prejuicios vinculados a condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales y lingüísticas, se ha convertido en un punto de referencia para adaptar las metodologías de enseñanza. Una cualidad que ha permitido flexibilizar su aplicación, ofreciendo cabida integral a las necesidades del mundo estudiantil. 

De igual modo, representa un significativo aliciente para motivar el apoyo a los y las docentes, con la finalidad de atender eficazmente las diversas inquietudes de la juventud, destacando la colaboración entre los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, comunidades y familias. Sin duda, un importante respaldo basado en los principios de equidad, diversidad y compromiso con la dignidad humana. 

Hoy, UNESCO define la Inclusión Educativa como “un proceso de abordaje y respuesta a la diversidad de las necesidades de todos los alumnos, a través de la creciente participación en el aprendizaje, las culturas y comunidades, promoviendo la reducción de la exclusión dentro y desde la educación”. Un concepto que apela al respeto de nuestras diferentes capacidades y necesidades educativas, costumbres, etnias, idiomas, discapacidades y edad. 

Tras la Declaración de Salamanca, innumerables países han promulgado leyes y políticas destinadas a promover su puesta en marcha. Sin embargo, aún persisten crecientes disparidades, reflejadas en más de 7 millones de niños (as) que, a nivel mundial, viven en carácter de refugiados, sin posibilidades de ser escolarizados, con escenarios de pobreza y nulas posibilidades de un futuro desarrollo profesional.

El escenario chileno y el apoyo a la inclusión

Uno de los principios básicos de la Ley de Inclusión Escolar (2015), apunta a eliminar todas las formas de discriminación arbitraria que impidan el aprendizaje y la participación de los estudiantes, apelando a la implementación de prácticas que garanticen el acceso, reconocimiento, permanencia, pertinencia y participación de todas y todos los estudiantes, independiente de sus características personales, culturales, cognitivas, sexuales, religiosas o de otra índole.

Lucía Núñez Aguilera, Directora del PAR Explora Región Metropolitana Sur Poniente,  programa liderado por la Universidad de Chile, a través de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, manifestó su interés que todas y todos los estudiantes, puedan acceder a nuestras actividades, considerando la diversidad de las personas, diferencias geográficas de cada comuna e intereses variados. Por ejemplo, nosotros intentamos disminuir las brechas de acceso, promover la participación de mujeres en actividades científicas y mostrar que independiente de cómo somos, dónde vivimos o estudiamos, la Ciencia y Tecnología están a nuestro alrededor, pudiendo utilizarlas para cambiar nuestro entorno y comunidades”.

A juicio de Alicia Ceballos Riveros, Profesional de Acompañamiento del Programa para Primeras Edades, PIPE, uno de los mayores beneficios de la Educación Inclusiva, radica en “favorecer instancias donde los estudiantes trabajan colaborativamente, compartan y profundicen sus reflexiones, evidenciando que el conocimiento no sólo se genera en un espacio cerrado, sino que obedece a un trabajo en equipo, aportando las distintas perspectivas y visiones de las personas”.

No olvidemos que, en Chile, la educación se concibe como un derecho social, responsable de promover un aprendizaje integral, abriendo sus puertas hacia una concepción inclusiva e intercultural, capaz de acoger, sin distinción alguna, a todos los niños, las niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que asisten a sus aulas.

Ahora bien, cuando la escuela y el liceo se han apropiado de la Inclusión Educativa, el eje de acción se construye sobre dos puntos centrales: la eliminación de la discriminación y el abordaje de la diversidad. El primer elemento, permite asegurar el derecho a la educación de todas las personas de la comunidad, sin omitir a ningún colectivo o grupo social que por diversas razones ha sido motivo de discriminación arbitraria y/o exclusión en los procesos educativos.

A su vez, el abordaje de la diversidad representa un nuevo desafío para la escuela y el liceo, orientado a propiciar la apertura de la cultura escolar. Las comunidades necesitan procesos que les permitan reconocer cómo se expresan las diversidades de cada uno de sus miembros en los diferentes espacios escolares, favoreciendo la valoración, reconocimiento y participación, comprendiendo que cada uno aprende según su contexto, historia, capacidades y cultura, en aulas heterogéneas.

Planes de mejoramiento educativo

La Ley de Inclusión N° 20.845, requiere de todos los establecimientos para la elaboración de planes de apoyo a la inclusión, orientados a cumplir con el mandato de desarrollar una educación libre de discriminaciones arbitrarias, en comunidades que se constituyen como espacios de encuentro y aprendizaje, con estudiantes de procedencias y condiciones diversas.

De ahí la importancia de promover la cohesión, justicia e integración social. Y precisamente, la Inclusión Social tiene como objetivo que los ciudadanos marginados participen en las áreas del conocimiento, servicios y tecnología, enriqueciendo la calidad de un sistema que permita motivar el ingreso de los y las estudiantes a la Educación Superior. 

Lucía Núñez, destacó que “Explora RMSP, se rige por un modelo de competencias que no sólo refuerza el proceso de creación de conocimientos, sino también, permite el desarrollo de “Competencias Transversales” que están alineadas con las conocidas “Habilidades del Siglo XXI”. En este contexto, la Educación Inclusiva permite que los niños y niñas aprendan de otras personas, tomando en consideración sus propias fortalezas y debilidades, para luego ponerlas al servicio de un proyecto común con diferentes estudiantes. Una acción que les incentivará a resolver sus conflictos de manera innovadora, resolviendo esas discrepancias y complementándose entre sí. De esta manera, buscamos entregar oportunidades para el aprendizaje significativo vinculado a las Ciencias y Tecnologías”.

Sobre este último punto, “las tecnologías se desarrollan para resolver problemas en diferentes ámbitos. En educación, éstas pueden complementar y hacer más eficiente el acceso al conocimiento, pudiendo ser usadas por docentes y estudiantes para cubrir necesidades físicas, visualizar de manera didáctica conceptos y fenómenos que, según la edad de los estudiantes y jóvenes, pueden ser muy abstractos. Asimismo, incentivarlos a vivir nuevas experiencias que les permitan aprender de manera significativa y contextualizada”, explicó la Directora del PAR Explota RMSP.

Cabe destacar que la Educación Inclusiva, facilita la «promoción de la autoestima y confianza de los estudiantes, generando un ambiente donde tanto la aceptación como el respeto, se convierten en un eje de vital importancia para la consolidación del proceso educativo. Simultáneamente, le exige al docente diversificar sus prácticas pedagógicas y, al estudiante, fortalecer sus habilidades sociales, relacionándose con sus pares desde la empatía y colaboración”, explicó Alicia Ceballos.

En general, la evolución de la inclusión en la educación desde la Declaración de Salamanca y la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015, reflejan un compromiso cada vez mayor con la creación de entornos de aprendizaje equitativos, diversos e inclusivos en los que cada alumno importa. Asimismo, se reconoce la importancia de garantizar sistemas educativos más integradores, que atiendan las necesidades de los alumnos y las comunidades con mayores índices de vulnerabilidad. 

Sin duda, un modelo educativo que cada día cobra mayor impulso, siendo parte fundamental de los principios orientadores en la gestión realizada por el PAR  Explora Región Metropolitana Sur Poniente, liderado por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.